Julio Yao, Presidente de la Asociación Panameña de Apoyo a la Reunificación de Corea
Recientemente se celebró el vigésimo quinto aniversario del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares de agosto de 1996, y se ha solicitado su entrada en vigor para eliminar las armas nucleares en todo el mundo. Aunque ha sido firmado por 185 países, el Tratado aún no ha entrado en vigor, ya que todavía requiere la ratificación de ocho Estados: Estados Unidos, China, Irán, Israel, Egipto, India, Pakistán y Corea del Norte. La ONU sostiene que no se puede aspirar a un mundo libre de armas nucleares sin una prohibición de estos ensayos.
El primer artefacto nuclear se ensayó en Alamogordo, Texas, en 1945, y la primera vez que se lanzaron bombas atómicas contra la población fue en agosto de 1945, cuando Estados Unidos destruyó las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, con cientos de miles de muertos, cuando ya no había necesidad de hacerlo porque la guerra estaba decidida tanto en el frente Aliado como en el Pacífico.
Se trató, en efecto, de un crimen de lesa humanidad por parte de Estados Unidos, que ha quedado impune y que nunca pidió perdón a los japoneses, los cuales a su vez también habían asesinado a cientos de miles de campesinos chinos en Nanking en 1937 en dos semanas (conforme a EEUU, fueron 500,000) sin mostrar arrepentimiento ni tampoco pedir perdón a China y sin contar los asesinatos colectivos y humillaciones que Japón ocasionó a los coreanos..
Desde entonces se han ensayado 2,500 armas nucleares que equivalen a 29,000 bombas atómicas semejantes a las lanzadas contra Japón. Es cierto que tales ensayos se han reducido drásticamente durante las últimas décadas. Sin embargo, los ya realizados han perturbado irremisiblemente el medioambiente y el sistema mundial de las precipitaciones pluviales debido a la radioactividad producida, produciendo efectos negativos sobre el clima y la vida en todas partes.
Actualmente existen 13,400 armas nucleares en el mundo, pero las potencias mencionadas no ratifican el Tratado que las prohíbe en vista de la desconfianza generada en la estructura de la seguridad internacional, minada por las tensiones recíprocas que se generan entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, las cuales se extravasan hacia los países nucleares que no pertenecen al Consejo.
Se hace urgente y necesario, por lo tanto, desarmar las mentes de los dirigentes del planeta que pueden hacer explotar por los aires, incluso de manera inconsciente, involuntaria y accidental, a nuestra, y subrayo nuestra humanidad.
Sin embargo, la desconfianza recíproca entre las potencias nucleares y la ausencia de una autoridad central en la ONU mantienen viva la posibilidad de una tragedia nuclear. Todos los Estados del mundo son victimas de la ausencia de control en este campo, sobre todo los países progresistas; entre los cuales se encuentra la RPD de Corea.
Estados Unidos es el mayor responsable de una catástrofe nuclear porque es el país imperialista por excelencia que se aferra a la dominación mundial sin posibilidades de desobediencia para el resto.
Ademas de armas nucleares de Estados Unidos que trazan un cinturón en torno a la península coreana, con miras a la RPD de Corea, este país se encuentra en una posición geopolítica especial, tal como su Gobierno lo admite, en vista de que Estados Unidos ha creado alianzas con Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda, Surcorea y Japon, en el Pacifico Norte con el objetivo de crear en esa zona una OTAN asiática. Ante esta nueva amenaza, la RPD de Corea debe fortalecerse dentro del grupo BRICS, y contribuir a la creación de un sistema internacional multipolar.